Posiblemente este 'In My Time Of Dying' sea uno de los últimos lanzamientos de la discográfica Dependent. Tristemente el sello anunció hace unos meses el cierre de sus puertas y aunque apuntaban el final del verano como fecha de fin, parece que la decisión es inamovible y su agonía solo durará unos instantes más. ¿Las causas?, pues las que todos sabemos o imaginamos, la red de redes es un arma de doble filo para la escena músical independiente, lo mismo te ofrece una promoción multitudinaria sin apenas mover un dedo, que te desmorona a través de descargas ilegales tus previsiones de ventas. Esta es una época incierta no solo para las discográficas tradicionales sino para todo lo que implique desembolso económico por unos minutos de música que todos tenemos al alcance de la mano por la cara. El hecho de comprar un CD se está convirtiendo en algo de 'frikis' y la única medida que puede salvar este desastre, y no en todos los casos, es la de innovar y estrujarse los sesos para facturar productos que trasciendan más allá de sesenta minutos de música (otra sería la de abaratar los precios, pero ese es otro tema en el que este tipo de empresas poco tiene que decir). En este sentido y centrándonos en el disco que nos ocupa, a Dependent no se le puede achacar nada en absoluto, ya que ha hecho una labor exquisita con este tercer álbum de los noruegos Pride And Fall. La presentación de esta primera y limitada edición del disco es realmente fabulosa. Hablamos de un cuidado digipak con un libreto de doce páginas que además de contener las imprescindibles letras de las canciones, está ilustrado de forma magnífica con varias instantáneas del fotógrafo Kenneth Bjerga Dalglish que recogen la funesta y triste esencia que destila el disco de principio a fin.
Es paradójico que el último trabajo de Pride And Fall con Dependent sea tambien el mejor de su carrera, un disco que en una situación normalizada del mercado apuntaría hacia una rentabilidad notable. El trio cierra su trilogía de álbumes con un disco que asienta su sonido de forma definitiva, pero que a su vez abre un pequeño abánico de posibilidades para su futura andadura. Aunque aún conservan algunos tics, ya no son esa banda que suena como VNV Nation. El grupo ha evolucionado desde su su ya lejano 'Nephesh' y ha sabido crear sus propias constantes; composiciones pegadizas y atmósferas densas, bien escoltadas por el EBM más melódico y los ritmos del futurepop. En su música predominan los momentos bailables dirigidos a cautivar a los espíritus más sombríos de las pistas de baile, característica que viene avalada por marcadas líneas de sintetizador y contundentes bases que raramente cruzan el umbral del machaqueo. 'In My Time Of Dying' cumple a rajatabla este guión con un puñado de cortes llenos de energía como los tranceros 'The Painful Regret' y 'Sacred & Profane' (tema cuyo título barajó el gupo para denominar al álbum antes de decidirse por el actual), o a través de otros más duros y contundentes de lo que nos tienen acostumbrados como en el caso de 'Blood' y 'Free Me For My Demons'. Mención especial merece 'I Wither' , corte de tempo más relajado que continuando con las paradojas se presenta como el mejor parado dentro un tracklist generosamente orientado a los clubs. Nos encontramos ante un tema especialmente estremecedor y ostentósamente fúnebre, pero no por ello falto de gancho en el discurrir de la melodía.
Pero como adelantaba anteriormente el grupo ha alterado su registro habitual de composición y
se ha abierto tímidamente a estructuras más arriesgadas que no contemplaban sus anteriores trabajos. Sirva como ejemplo 'Adored', una canción que nos presenta a unos Pride And Fall más electropoperos y en la que se atreven a utilizar unos arreglos más accesibles de lo habitual. También hay un hueco para la experimentación en 'The Burning Faith', interludio tenebroso de naturaleza ambiental, compuesto y recitado en perfecto japonés por Kenji Sajatori.Temas excelentes que no aportan demasiadas novedades pero que refuerzan el camino emprendido por Pride And Fall, un duro camino en el que tras el cierre de Dependent necesitarán de otros compañeros de viaje. Seguro que no les faltan pretendientes.
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